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¿Por qué juzgar a los demás?

Actualizado: 21 mar 2021




Juzgar a los demás es tan habitual que lo vemos como un acto normal, siempre y cuando seamos nosotros quienes juzguemos y no al revés, pues entonces solemos percibir el juicio como algo injusto.


Por lo general, juzgas conociendo muy poco o nada a los otros, y lo haces a partir de ideas preconcebidas, de patrones con los que has cargado desde la niñez, de estereotipos y hasta de lo que te han dicho los demás acerca de alguien.



Los juicios son tu cárcel


Los juicios son tu cárcel porque cada juicio que emites está diciendo más de ti que de la otra persona.


Eres prisionera de todo lo que está detrás de ese juicio: experiencias y creencias, conscientes e inconscientes, que salen a la luz cada vez que emites una opinión desfavorable sobre alguien.


Enjuicias porque lo que tienes enfrente es contrario a tu forma de pensar o te remite a lo que te causó una experiencia dolorosa.



Juzgar a los demás proviene del ego


Cuando juzgas a otros caes en la trampa de inventarte una historia sobre esa persona sin tener ninguna información sobre ella; estás en un error y no tienes consciencia de esto.


Una de las razones por las que haces juicios apresurados es por el pensamiento egoico. Actúa desde la consciencia o la inconsciencia para hacerte creer mejor y superior frente a los demás; sobre todo te hace rechazar esa actitud que te resulta inaceptable según tus creencias.


Cuando juzgas no estás siendo empática, ni comprensiva con los demás, simplemente estás asumiendo que los demás están en un error, y no consideras abrirte a una explicación que justifique la forma de actuar de los demás.



Consideración y compasión frente a los juicios


Ser empática no significa que solo escuches a tus amigos y familiares, dedicándote a conocer su situación y entenderlos.


Esto está bien, pero esa misma actitud también debes tenerla con los desconocidos, pues merecen ser escuchados y comprendidos.


Caer en la trampa de juzgar a otros por no formar parte de tu entorno es aplicar una ley injusta, a partir de la subjetividad, de tu escala de valores, sin tomar en cuenta su situación personal o emocional, ni las circunstancias por las que atraviesa.


Meter a todos en un solo saco es basarte en trivialidades, no tomar en cuenta individualmente la situación de cada persona, sino repetir clichés de la talla de “todos los hombres son iguales”, o “todas las mujeres son interesadas”.


Esta actitud te separa de los demás, en lugar de propiciar la comunicación, el amor y la unión.



¿Cómo evitar juzgar a los demás?


Juzgar a los demás puede hacer mucho daño, tanto a los demás como a ti misma, pues te sumerge en una espiral de pensamientos negativos, punitivos que van a justificar hacer nuevos juicios y a atraer actitudes negativas de los demás.


Lo mejor es estar consciente de las veces que juzgas, y que lo haces desde tu propia experiencia, percepción y punto de vista. Acepta y confronta tus creencias para liberar el juicio.


Para evitar juzgar:


Piensa antes de hablar


Observa cómo estás pensando y qué reacciones está provocando en ti lo que hacen o dicen otras personas. No te dejes llevar por las apariencias, analiza cada situación.



Mírate a ti misma


Procura pasar menos tiempo criticando a los demás y más tiempo observándote a ti misma. Te darás cuenta de tus fallas, frustraciones e inseguridades.



Sé más tolerante


Ten una mente abierta y comprensiva para ser más tolerante con los demás; intenta abrirte a otros puntos de vista, más amorosos y que promuevan la comunicación.



Entiende que somos diferentes


No somos iguales y cada quien tiene una circunstancia diferente, cada una de nuestras almas vino a esta vida a experimentar de forma distinta.





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