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Relaciones tóxicas: ¿cómo reconocerlas?


Reconocer las relaciones tóxicas es el primer paso para salir de ellas o encontrarles soluciones para seguir adelante.

En el reconocimiento de las relaciones tóxicas es esencial entender que las dos personas comparten responsabilidades. Por lo tanto, es aconsejable que reflexiones sobre cuál es tu comportamiento en la relación, ¿Qué has aceptado callando, o qué estás repitiendo una y otra vez sin darte cuenta?

Es decir, observar cuánta toxicidad podrías estar introduciendo en la relación, y no solo lo que el otro hace.

Celos como pilar de relaciones tóxicas

Las relaciones tóxicas suelen caracterizarse por los celos y el afán de controlar al otro. Aparecen actitudes que invaden la privacidad, y comportamientos que se inmiscuyen en las relaciones de la pareja con otras personas.

Una pareja tóxica no quiere que pases tiempo con tus amigos ni familiares, controla tus horarios y toma decisiones sin consultarte.

Igualmente, se molesta si hablas o tienes trato con personas del sexo opuesto, y te pide que no las veas más. Está pendiente de lo que publicas en las redes sociales, revisa tu teléfono móvil, y te hace constantes reclamos sobre ello.

Los celos y el control de las relaciones tóxicas pueden llegar al punto del menosprecio. Tu autoestima puede verse afectada de tal forma que evitas emitir opiniones en público. Sientes temor al cuestionamiento y al desprecio de tu pareja.

Si los celos y el control son permanentes, estás en una relación tóxica.

Irrespeto, chantaje y juicios

Irrespeto

Otra de las señales de las relaciones tóxicas es el irrespeto hacia todo lo que haces. Desde tu forma de vestir o hablar y tus gustos, hasta la forma cómo te desempeñas en tu trabajo o en la relación sexual, tus estudios y los logros que has alcanzado.

Una pareja tóxica le resta valor a quién eres y minimiza tus sentimientos, virtudes y méritos.

Chantaje

El chantaje es característico de las relaciones tóxicas: si no haces lo que digo, si no tienes relaciones sexuales conmigo aunque no lo desees, o si no me das la razón, me enojo o no te hablo. Este comportamiento te puede llevar a sentirte culpable, a callar y a ceder siempre para complacer al otro.

En las relaciones tóxicas una de las partes juzga permanentemente a la otra por sus acciones y opiniones en todos los ámbitos de la vida. Pero no solo hace juicios, también culpa y señala los errores, fallas actuales y del pasado.

Juicios

Asimismo, es típico de las relaciones tóxicas juzgar y criticar al otro por sus relaciones anteriores y la manera cómo trata con sus exparejas.

En las relaciones tóxicas la comunicación y conexión con tu pareja es conflictiva o simplemente no existe.

¿Puedes seguir en una relación tóxica?

¡Solo si llega a sanar! Luego de reconocer y admitir que estás en una relación tóxica, puedes intentar hablarlo con tu pareja para cambiar las cosas y llegar a acuerdos, honestos y comprometidos, que permitan seguir adelante con la relación. Recuerda que todo acuerdo debe de ir acompañado de una consecuencia, es decir, qué haremos si el acuerdo no es cumplido. Si este no se cumple, es necesario cumplir la consecuencia.

Si sientes que ya es momento de terminar la relación, intenta aprender de lo vivido, de cómo actuaste y te sentiste, y pensar sobre lo que podrías cambiar de ti misma en una futura relación.

Recuerda que es muy importante que te aprendas a observar, que aprendas a definir lo que realmente está pasando en tu mente detrás de tus sentimientos.

Encontrar la verdadera causa.

Te doy un ejemplo: Una pareja donde existe violencia física de él hacia ella. Ella llega a mi consultorio y me platica lo que está sucediendo. Le pregunto que cuál es la razón por la cual ella sigue ahí. Lo primero que contesta es:

“no sé” (la típica respuesta del ego que sí sabe, pero no quiere que tú sepas).

Seguimos indagando y termina saliendo lo siguiente a la superficie; me dice que al recibir esos golpes de él, ella siente que él todavía la toma en cuenta, que no es una especie de fantasma, sino que la ve.

Date cuenta de esto, siempre estamos aceptando algo que no necesariamente nos gusta debido a que tenemos una ganancia secundaria en ello. Para ella la ganancia secundaria, la cual siempre es positiva, era sentirse vista y eso lo interpretaba como amor. Ella tenía en su mente una relación de golpes = amor. ¿Qué tipo de relación mental estás teniendo con el amor? Obsérvate.

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