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Foto del escritorAlfonso Guerrero

¿Cómo se alimenta el ego?


Reconocer que el ego está al mando de tu vida es entender la diferencia entre aquello que eres realmente, y lo que pretendes ser para estar a tono con el exterior y con los demás.

Ese reconocimiento lo consigues mediante la observación y conocimiento de ti misma, trabajando para estar consciente de tus creencias, pensamientos y acciones diarias, y de las reacciones que estos producen en tu entorno y en tus relaciones de todo tipo.

Señales que te indican que estás alimentando el ego

El ego se alimenta del pulso que mantiene con tu esencia para que no seas consciente del personaje irreal que te ha hecho creer que eres.

Amas al ego y no a tu verdadero ser

Alimentas el ego cuando amas la imagen irreal de ti misma que ha construido y no a quien está detrás de ese personaje: tu verdadero ser.

Mientras más vivas engañándote, escondiendo tus miedos e inseguridades, mejor alimentado estará el ego y más alejada estarás de tu esencia.

Vives en el miedo

Uno de los alimentos favoritos del ego es el miedo. Para seguir dominando, al ego le conviene que tus pensamientos se llenen de temor.

No te aceptas

Alimentas el ego cuando no te aceptas tal como eres, te criticas y juzgas permanentemente y vives comparándote con los demás.

Crees que te falta algo

El ego te hace creer que necesitas algo más, que no eres ni has hecho lo suficiente. Se alimenta de tu frustración y tristeza cuando no puedes llenar las supuestas carencias que tienes en tu vida.

Vives en todo tiempo, menos ahora

El ego se alimenta de tus miedos, culpas, sufrimientos y remordimientos acerca del pasado, y de tu ansiedad, temor e incertidumbre sobre el futuro. Si decides vivir en el presente, mantendrás el ego bajo control.

Inseguridad y exceso de autoconfianza

Practicar la autoconfianza está bien, pero cuando es excesiva y actúas creyéndote superior a los demás y no aceptando errores, estás comportándote guiada por el ego.

De igual manera, respondes al ego cuando te domina la inseguridad y te sientes inferior cayendo en el victimismo.

Alimentas el ego en la medida que sientes que ganas algo por asumir esta posición y te quedas cómodamente en ella.

No escuchas a los demás

Querer tener siempre la razón, pensar que sabes todo y creerte dueña de la verdad absoluta son señales de que el ego está bien alimentado y está sobreponiéndose a tu esencia.

¿Cómo hacer para no alimentar el ego?

Al ego no puedes eliminarlo porque es parte de tu naturaleza humana en el plano terrenal.

Lo que sí puedes hacer es dominarlo y trascenderlo, es decir, ir más allá de él con la conexión con tu esencia como mejor aliada.

En tu camino para despertar tu consciencia, a medida que te vayas conociendo y descubriendo y en que vayas experimentando, puedes llegar a identificar cómo estás alimentando el ego.

Una de las prácticas que puedes hacer para conocerte es la meditación, centrarte en ti misma para identificar y silenciar los ruidos del ego y escuchar lo que tiene que decir tu esencia.

Depende de ti, es tu decisión si continuar alimentando el ego o alimentar el amor y la paz que están en ti.

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